¿A qué se parece el sector de la agricultura?
Pues recuerda a actividades tradicionales relacionadas con el campo, el sector primario de la población y una de las formas más importantes con las que el hombre ha contado a lo largo de su historia para subsistir. La agricultura de hoy sigue siendo colorida y en ella resuena el eco de la naturaleza, pero algo ha cambiado. Las herramientas de hoy ya no son las de ayer, ni posiblemente las de mañana. Pero son la esperanza de un sector que desea ser más productivo y eficiente. Hoy, queremos compartir contigo una parte de esta esperanza. Se llama Big Data, un concepto que viene de la mano del llamado Internet de las cosas (IoT).
¿Qué es el Big Data en la agricultura?
Big Data, macrodatos, datos masivos… Da igual como lo llamemos, pues en cualquiera de sus formas integra grandes volúmenes de información estructurada, o no. Es el protagonista de los negocios del siglo XXI, entre los que se encuentra la agricultura. ¡Quién lo diría!
Este sector ha incluido la herramienta Big Data en sus actividades para reunir datos y combinarlos, de manera que su tamaño, complejidad y velocidad son gestionados eficazmente y almacenados en bases de datos relacionales y estadísticas útiles.
Gracias a esta herramienta, los profesionales agrícolas logran obtener respuestas a muchas preguntas que rondan sus mentes a la hora de tomar decisiones precisas, y lo más importante en el sector Agro, poder actuar de forma preventiva sobre los cultivos anticipándonos a determinados fenómenos adversos sobre los mismos. En otras palabras, el Big Data proporciona a la agricultura la capacidad de moverse más rápido, de forma más eficiente, solucionar determinados problemas, e identificar nuevas oportunidades.
Estas actividades mueven a la agricultura hacia una actitud más inteligente. Aparte de ser una de las preguntas más habituales en el sector, el Big Data constituye la gestión y el análisis de grandes volúmenes de datos que no pueden ser tratados de una manera convencional.
Cabe decir que Big Data no es solo un concepto de la mano del nuevo paradigma tecnológico que acecha al sector agrícola, sino que se encuentra enormemente relacionado con el Internet de las Cosas (IoT). Gracias a esta relación, es posible hacer conexiones globales.
¿Cómo obtiene los datos el sector agrícola?
Las decisiones inteligentes y documentadas son la base de todo éxito. Podríamos afirmar que la información precisa del sector agrícola se obtiene, principalmente, gracias a la nutrición de datos que aportan herramientas como: satélites, drones y mapeado de suelos. Te contamos un poco más acerca de ellas:
- Satélites. Algunos profesionales de la fusión entre agricultura y tecnología han desarrollado satélites VHR que permiten obtener imágenes con resolución espacial de 3 metros (GSD). Las visitas pueden hacerse de forma diario y la información es capturada por un sensor integrado en un satélite artificial
- Drones. Pongamos como ejemplo el dron eBee Plus RTK/PPK equipado con cámaras multiespectrales y térmicas. Permite una alta precisión y es capaz de obtener una resolución de 3cm/pixel en las imágenes. Sus cámaras térmicas y multiespectrales son óptimas para obtener datos y características precisas de las explotaciones agrícolas.
- Mapeado de suelos. Permite conocer con detalle el 100% del suelo en el que se trabaja, así como identificar la variabilidad de texturas, composición y estructura del suelo. La información obtenida mediante esta tecnología diseñada permite identificar el terreno más apropiado y planificar de manera eficiente la plantación, el riego, la fertilización y las enmiendas.
- Y los últimos, y más importantes, todos los sensores instalados en planta y suelo (sondas de humedad, dendrómetros, temperatura, presión, etc.), que miden y controlan que ocurre realmente en determinadas zonas de nuestra explotación.
Estas cuatro herramientas protagonizan el panorama actual de la Agricultura 4.0 y suponen la manera más actualizada y eficaz de alcanzar la máxima rentabilidad de las explotaciones agrícolas gestionadas; reducir insumos de riego, abonos, fertilizantes y fitosanitarios; y de optimizar la producción de la finca tanto cuantitativa como cualitativamente.
¿Qué beneficios aporta el Big Data al sector agrícola?
La agricultura está marcada por la huella de la meteorología. Miles y miles de agricultores, responsables de compras, técnicos, gerentes de explotaciones agrícolas, y otros profesionales, miran al cielo para ver si, con un poco de suerte, no llueve en tiempos de recolección, no hiela en tiempos de siembra, o no graniza en plena cosecha. El Big Data ha venido a facilitarles la vida y a superar sus retos, otorgando a estos profesionales los siguientes beneficios o ventajas:
- Hacer predicciones meteorológicas mucho más precisas que las que podían hacer hasta ahora. Pueden prever dónde y cuándo se va a producir una determinada plaga o enfermedad.
- Visualizar los parámetros de la producción de sus explotaciones agrícolas en tiempo real.
- Mejorar el proceso de toma de decisiones, pues los datos incorporados les brindan poder sobre el mercado.
- Aumentar la productividad, reducir costes y disminuir esfuerzos.
- Optimizar todo el conjunto de actividades realizadas en la finca y sobre los cultivos.
- Tomar decisiones individuales y segmentadas sobre cada una de las parcelas, ajustando cada labor a solo una porción de la finca y no al total.
- Medir la humedad del suelo.
- Reducir el uso de fitosanitarios.
- Recoger el cultivo en el momento adecuado, es decir, en su momento óptimo de maduración.
- En general, el Big Data otorga a los profesionales de la agricultura el poder de medir y registrar todas las fases del producto agrícola, desde que es cultivado hasta que llega a manos del consumidor.
Si nos paramos a pensar por un momento, podríamos afirmar que los datos obtenidos por cualquiera de las herramientas mencionadas carecerían de sentido si no existieran profesionales capaces de interpretarlos. Son los encargados de volcar toda la información interpretada, además de proporcionar un informe detallado. En definitiva, les ayudan a implantar nuevas tecnologías para mejorar la rentabilidad de sus cultivos.
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