¿Por qué apostarían por una agricultura inteligente?

¿Alguna vez les habían hecho esta pregunta?, ¿sabrían qué responder si se la hicieran? Quizás este sea el momento perfecto para comenzar a plantearse este tipo de interrogantes, pues todo apunta a que el calificativo ‘inteligente’ será el compañero ideal de la agricultura del futuro.

Todavía hay quien piensa que adaptarse requiere una gran inversión económica, o incluso relacionan el sector agrícola con la limitación de recursos, pues basta con observar las afirmaciones de algunos blogs: “aquellas personas que dependen de la agricultura como su medio de vida también son a menudo aquellos con recursos limitados para adaptarse a los cambios climáticos, incluyendo los aumentos esperados en la frecuencia de extremos meteorológicos”.

No obstante, la agricultura inteligente va más allá de estas apreciaciones. Aumentar sosteniblemente la productividad y los ingresos agrícolas, adaptarse y crear resiliencia ante el cambio climático, así como reducir los gases de efecto invernadero pueden ser los objetivos prioritarios de la agricultura del presente y del futuro.

¡Seguimos sumando conocimiento!

Partir de la agricultura inteligente

Para tomar decisiones inteligentes es necesario contar con los recursos necesarios. Como expertos en las tecnologías para la agricultura 4.0, creemos firmemente en las ventajas de apostar por una agricultura inteligente. Hemos observado cómo cientos de profesionales han pasado de una agricultura tradicional a una agricultura moderna, y hemos visto de cerca la transición hacia la superación de sus principales retos.

La importancia de seguir renovándose ha sido tal que muchos profesionales han comenzado por ayudar al sector mediante la consultoría agrodigital. Quizás algunos responsables de compras de explotaciones agrícolas, así como otros profesionales, ya se hayan planteado modernizar sus explotaciones, conocer las opciones que tienen, controlar las necesidades de sus fincas en tiempo real, pero no sepan muy bien cómo hacerlo. Es aquí donde cobra sentido la consultoría.

Sea como sea, la realidad es que la agricultura inteligente trae consigo la aplicación de soluciones TIC en el proceso de cultivo. Del mismo modo, resulta indudable su relación con la agricultura de precisión, la teledetección, los sistemas de geoposicionamiento, el big data, los drones, satélites, y un sinfín de herramientas.

Un ejemplo de la aportación de la agricultura inteligente

Imaginen por un momento que son productores agrícolas que tienen dificultades para manejar la variabilidad intra-parcelaria que surge a causa de la diversidad de las propiedades del suelo, los microclimas, diferentes agentes patógenos, etc. La respuesta a este problema o necesidad surge bajo el nombre de agricultura inteligente, un concepto que pone el enfoque en la existencia de variabilidad con la que se trabaja en las actividades del campo, así como en los avances tecnológicos de información para la obtención de los resultados.

Ahora bien, ya saben que la agricultura inteligente puede ser la principal ayuda para combatir este problema, ¿pero cómo lo hace realmente? En este ejemplo, viene al caso mencionar  el mapeado de suelos, una herramienta que tiene en cuenta el suelo como la base de todo cultivo. Por ello, ha sido diseñada para identificar el terreno más apropiado, así como detectar los diferentes tipos de suelos de sus explotaciones agrícolas. Permite:

  • Conocer de forma detallada el suelo en el que se encuentra trabajando, permitiendo adoptar decisiones más precisas”.
  • Planificar de forma eficiente el tipo de plantación, riego, fertilización y enmiendas”.
  • Optimizar el uso de los fertilizantes y agroquímicos”.

¿Tienen alguna duda al respecto? Pueden comentárnosla, pues estaremos encantados de ayudarles.

Si tuviéramos que llegar a una conclusión…

En una sola frase: la agricultura inteligente presenta una oportunidad real para incrementar la sostenibilidad y la productividad agrícola, así como para basarse en el uso eficiente y preciso de los recursos naturales. Según fuentes del sector, “si bien en Estados Unidos entre el 20 y el 80% de la comunidad agrícola utiliza este tipo de soluciones, en Europa se estima que únicamente entre un 0 y un 24% las utilizan”.

Aprender no es cambiar, es crecer.

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